«Este libro es, al nivel más elemental, el intento de explicar yexplicarse, no una fotografía, sino una frase de Manuel FragaIribarne: “Más allá de las diferencias ideológicas, y nunca lo hemos negado, Fidel Castro es uno de los muchos símbolos de estemundo hispánico que tantas veces fue glorioso, estuvo dividido, fuedespreciado injustamente y es un símbolo de independencia”».En 1991, Manuel Fraga, presidente de la Xunta de Galicia, exministrofranquista y fundador del Partido Popular, sorprendía a España y almundo visitando a Fidel Castro en Cuba, en los momentos más duros delPeriodo Especial. Al año siguiente, Castro le devolvió la visita enGalicia, donde comió pulpo y queimada y jugó al dominó con suanfitrión. Ambos esgrimían motivaciones de realpolitik para esosencuentros, pero era evidente que, más allá de eso, había una sintonía entre ellos capaz de salvar el abismo ideológico que en principio los separaba, y que podía explicarse por algunas experiencias comunes:una madre religiosa, haber sido educados por jesuitas españoles o unaconcepción schmittiana y decisionista de la política. Frag