Óscar Gatomaula no es lo que se dice un niño modelo. Detesta lavarse,llevar la ropa limpia y planchada, hacer los deberes y, por encima detodo, los asfixiantes mimos de una madre que sigue tratándolo como sifuera un bebé. A Óscar lo que le gusta que de verdad es leer cómics aescondidas, alborotar la clase de la señorita Ronroncilla con polvospicapica, jugar a fútbol con sus amigos y liarse a tortazos con ellosa la mínima. ¿Cómo mantener ese papel de niño rebelde y curtido cuando en casa quieren que parezcas un gatito de postal y no paran debesuquearte? La crisis tendrá que estallar un día u otro, esinevitable. Y ese estallido, violento y doloroso, traerá laposibilidad de conciliar la personalidad revoltosa de Óscar con elamor materno, que encontrará formas de expresión menos invasivas.La fiel adaptación al cómic que hace Mathieu Sapin del relatoilustrado del maestro Tomi Ungerer nos lleva a un mundo de gatoshumanizados en sus formas y en sus relaciones personales y familiares. El espíritu provocador de Ungerer no ha perdido un ápice de suagudeza, es más, parece haberse afilado con el tiempo, y representauna