Sostiene Cristina Rivera Garza que la práctica de la escritura nosconfirma que, en la página como en la vida, no hay solistas pero síacompañamiento. Se examinan aquí muchas prácticas y ejemplos de libros donde se da un traslado de la frontera entre plagio y creación, lareapropiación y reescritura de textos ya existentes, hasta un amplioabanico de posibilidades desatado por el estallido de las tecnologíascomunicativas. La escritura deja de ser un ejercicio de introspecciónautoral romántico para convertirse en una experiencia de lacomunalidad contemporánea, un espacio para reconocernos yrelacionarnos. Estamos ante una invitación a poner en cuestión elestado de las cosas y el estado de nuestros lenguajes.