El poder del objeto habla de la relación entre las personas y lascosas en la Baja Edad Media europea. A lo largo de sus páginas sepresentan ejemplos diversos de cómo los objetos no solo fueronimportantes para quienes los poseyeron y usaron, sino que ejercieronun poder efectivo sobre ellos. En un caso se trata del ajuar litúrgico legado por una mujer al monasterio en el que será sepultada; en otro, de las cajas, cofres y estuches que esconden y muestran lo máspreciado de otras dos mujeres; en otros más, de las cadenas que fijanlos libros por la geografía interior de varios monasterios, de losobjetos que acompañan los rituales funerarios y activan los cincosentidos, del ataúd vacío y el paño de oro en los que late lapresencia de una ausencia, de la custodia en los coros femeninos capaz de transformar el espacio en un lugar de experiencia; o, por último,de los capazos de esparto, atestados de objetos, en los que fueronabandonados niños y niñas de meses o días a las puertas de unhospital. Todos ellos tienen algo en común, pues muestran de qué forma el objeto «mira», y porque mira ejerce poder y es capaz de const